El glutamato monosódico, también conocido como el aditivo E-621 o GMS, se encuentra en un sinfín de productos procesados, desde aceitunas, sopas o patatas fritas.

El glutamato nos aporta 2 problemas importantes:

Problema número 1: Es un potenciador de sabor

¿Alguna vez has tenido la sensación de empezar una bolsa de snacks y no poder parar hasta terminarla? Pues el glutamato podía ser uno de los culpables (no el único).
Este aditivo es un potenciador de sabor, es decir, hace que la comida esté más rica, por lo tanto comemos más. Actualmente 7 de cada 10 adultos en nuestra sociedad sufre problemas de sobrepeso u obesidad, y 5 de cada 10 niños, suficiente razón de peso para limitar su consumo.

Problema número 2: La sal

La palabra «monosódico» nos indica que este compuesto contiene sal. Dado que lo encontramos en un gran número de alimentos procesados, estos los comemos en cantidad y  que cada vez consumimos menos alimentos frescos, todo se traduce a que estamos consumiendo un elevado porcentaje de sal oculta.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), estamos consumiendo más del doble de la sal recomendada al día, pudiendo generar muchos problemas de salud tales como:

• Insuficiencia cardíaca
• Ictus
• Dificultad de la función del riñón
• Pérdida de calcio
• Retención de líquidos
• Algunos tipos de tumor: como el cáncer de estómago
• Etc.

«El glutamato no es cancerígeno»

Pero sí que es recomendable limitar su consumo por todo lo comentado con anterioridad.

No tenemos que alarmarnos, además podemos encontrar este compuesto de manera natural en quesos como el roquefort o el parmesano, nueces, tomate o champiñones, pero en una cantidad baja por supuesto.

Recomiendo una dieta rica en productos frescos y de temporada a ser posible, evitando al máximo alimentos procesados, al menos procurando que su consumo sea el mínimo posible.